Eran las siete de la tarde, cuando no cabía ni un alfiler en los alrededores de la Parroquia de Santa María de la Mesa, para ver salir a Jesús Atado a la Columna y a Nuestra Señora de la Paz de Utrera. Nadie se quiere perder la extraordinaria labor que desempeñan los costaleros a la orden del capataz, ya que la estrechez de la puerta obliga a un esfuerzo muy importante y muy difícil, si no se es creyente y hermano de una de las cofradías con más arraigo popular de la localidad.Una vez en la calle, la Señora vestida de blanco, sobre un paso en plata y con un palio preciosísimo, bordado en tonos pasteles, inundó de PAZ a los corazones de los que esperaban ensimismados ante tanta belleza.
La Hermandad de Los Aceituneros, es quizás la que más hermanos tiene y la que más nazarenos y penitentes, acompañan en todo su recorrido a la Cofradía, por las calles de la ciudad.Aún nadie se había repuesto de la emoción de la salida, cuando en la calle de Santa Ángela de la Cruz, llovieron pétalos de flores, como es costumbre cada año, pero que también aumentan la cantidad y los sitios desde donde los arrojan, al paso del los titulares de “Los Aceituneros”. No quedó ahí la emoción vivida el Miércoles Santo, porque también sonaron mágicas las voces de las hermanas de la Cruz, cuando pasó la Cofradía por la puerta de su Convento.Los acompañamientos musicales de la Hermandad de Los Aceituneros, corrieron a cargo de la Banda de Cornetas y tambores de la Vera-Cruz de Utrera y de la Banda de Música “Ciudad de Utrera”, para el paso de Cristo y el de palio respectivamente.
Si gente había a la salida…, quizás más se aglomeraron para verla entrar de nuevo a su Parroquia. Y los costaleros, sin prisa ninguna, mecían las imágenes parados, al son de las marchas que magistralmente tocaban las bandas utreranas…
